
Nada es imposible. Roberto Carlos y Caetano Veloso son dos nombres con historias muy distintas. Y, sobre todo, con estilos musicales que no encuentran demasiados puntos de convergencia: mientras el primero pertenece a la casta de baladistas clásicos, el segundo ha transitado por el rock, la bossa nova y hasta por peligrosos senderos contestatarios que lo convirtieron en un exiliado por la dictadura brasileña. Pero la música hace milagros y es capaz de fundir en un abrazo a dos fuerzas distintas de la canción.
“E a música de Tom Jobim” es el resultado de un par de presentaciones conjuntas de Roberto Carlos y Caetano Veloso, realizadas el 25 y 26 de agosto del 2008 en el auditorio Ibirapuera, en Sao Paulo. Dieciséis canciones registradas en directo, todas de la pluma del célebre Antonio Carlos Jobim (algunas coescritas con figuras como Vinicius de Moraes, Dolores Durán o Aloysio de Oliveira); llenas del espíritu que supo impregnar Jobim, a tal punto que condujo la cálida sensualidad de la bossa nova más allá de las fronteras brasileñas.
La placa en vivo ofrece, entre otros, clásicos imperecederos de la pluma de Jobim, como “Garota de Ipanema” (casi el segundo himno de Brasil), “Insensatez”, “Chega de saudade” y “Aguas de marco” (que aquí tiene por intérprete central a Daniel Jobim, nieto de Tom).
Era de suponer (y termina siendo así) que las pistas mejor logradas son aquellas que tienen a Caetano Veloso y su trino refinado como protagonistas de lujo. Lo de Roberto Carlos es un poco predecible, pero, en todo caso, no resulta demasiado ajeno.
me encantan estas uniones de estilos distintos, siempre y cuando no haya rap de por medio
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